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Foto del escritorEnrique Ribas Lasso

La temporada ha comenzado

La temporada de nieve 2018/19 ha comenzado con el mes de septiembre. A continuación argumentaré esta afirmación basada en los ciclos meteorológicos.


A diferencia del calendario astronómico las estaciones en meteorología empiezan el 1 de marzo; 1 de junio; 1 de septiembre y 1 de diciembre, por ello, en el hemisferio norte, el otoño meteorológico acaba de comenzar el pasado 1 de septiembre. El otoño significa el fin del verano, el final del estío, de la sequía veraniega (área mediterránea) y el regreso de las lluvias y el descenso paulatino de las temperaturas.


Zermatt en verano. Las zonas glaciares alpinas por encima de 3.500 metros viven en un invierno permanente.
Zermatt. Las zonas glaciares alpinas por encima de 3.500 metros viven en un invierno permanente. (Foto: E. Ribas, revistanix.com).

En la alta y media montaña, estos cambios suelen ser más bruscos y evidentes y donde la nieve aparece la mayor parte del año (alta montaña), su permanencia es la que determina los ciclos estacionales. En donde el manto de nieve aguanta hasta junio y regresa hacia octubre o noviembre, en el caso de España en la mayoría de las alturas superiores a 2.000-2.500 metros, podemos decir que del invierno se pasa al verano y de éste de nuevo al invierno casi sin transición. Sólo al final de agosto y unos pocos días de septiembre e incluso octubre son el periodo de tiempo relativamente suave antes de las nieves y los hielos. Pero este período pre-invernal es el anticipo de la nueva temporada de frío y el anuncio de lo está por llegar. En estos días de transición los cursos de agua vuelven a abastecerse, los prados retoman la humedad y el suelo se va enfriando a la espera de las primeras nieves y del nacimiento del manto blanco que cubrirá el suelo a lo largo de los 8 próximos meses.

Sierra Nevada. Algunos años a principios de noviembre el invierno ya se ha instalado en las cumbres.
gunos años a principios de noSierra Nevada. Alviembre el invierno ya se ha instalado en las cumbres. (Foto: E. Ribas, revistanix.com).

Un esquiador o un montañero que realmente sea apasionado, observará y percibirá estos cambios en el clima y en el suelo, como parte anticipada de los meses en que se puede practicar el esquí o el alpinismo invernal y apreciará que las lluvias o las nevadas primerizas ya no tienen nada que ver con las lluvias o las tormentas del verano, sino que son parte inseparable y preludio del invierno que llama a las puertas de forma sutil pero imparable.

3- Glaciar de Saas Fee. Donde siempre es invierno y la nieve desde septiembre hasta junio suele ser fría y seca.
3- Glaciar de Saas Fee. Donde siempre es invierno y la nieve desde septiembre hasta junio suele ser fría y seca. (Foto: E. Ribas, revistanix.com).

Durante julio y agosto es frecuente que la nieve pueda bajar hasta los 3.000 metros en los Alpes, incluso más abajo; por encima de 3.500-4.000 la precipitación líquida es insólita incluso en pleno verano. En nuestras montañas, la nieve puede blanquear cumbres superiores a 2.800 metros en el Pirineo e incluso las cumbres de Picos de Europa (2.600 m.) pueden recibir algunos copos en plena canícula. Tampoco es insólito que en Sierra Nevada pueda caer nieve en verano o que una granizada tapice las cimas de blanco excepcionalmente. En septiembre y octubre esto se hace extensivo al resto de cordilleras principales, siendo septiembre el mes en que las madrugadas comienzan a ser de hielo y algún copo o hasta nevada ligera puede, algunos años, “enfarinar” las alturas peninsulares como aviso de que la temporada de nieve es inminente y que el otoño en la montaña es un aperitivo del invierno. Por eso podemos decir que la temporada ha comenzado aunque sea un simple “embrión otoñal”.


Stubai. Imagen de finales de octubre con la primera gran nevada de polvo profundo.
Stubai. Imagen de finales de octubre con la primera gran nevada de polvo profundo. (Foto: E. Ribas, revistanix.com).

Enrique Ribas Lasso es editor de revistanix.com

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