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La temporada que nunca olvidaremos

Esta temporada de esquí no la olvidaremos jamas porque el 2020 se quedará para la historia como el año del Coronavirus. Una epidemia que sabemos cómo y cuándo ha empezado pero no como acabará y qué consecuencias tendrá en el número de víctimas, muchas mortales, y en la economía del Planeta.


El 10 de Marzo esquiábamos en Baqueira Beret disfrutado de buena nieve, la mejor del invierno, con un temor permanente rondando ya que las noticias sobre China e Italia eran muy malas y parecía que en España se iban a tomar medidas radicales en cuestión días u horas, ya que le epidemia había empezado y avanzaba dentro de nuestras fronteras. Ese mismo día recibí un e-mail comunicándome la suspensión de una prueba de esquís Wedze de Decathlon que se iba a realizar en los días siguientes en Formigal. Medida acertada y prudente que es muy de agradecer y que supuso el regreso prematuro a casa y el comienzo de la pesadilla que todos estamos viviendo y que ya ha matado a muchas personas y tiene a otras en las colapsadas UCIS españolas y de fuera de nuestras fronteras.


Confinados en nuestros hogares, unos más cómodos que otros, pero dando gracias quienes no nos hemos contagiado o aquellos que han superado la enfermedad sin mucho sufrimiento de estar vivos y estar bien. Aunque todos preocupados por el incierto futuro de nuestros empleos, negocios, estudios, economía y quizás supervivencia. Preocupados por el futuro propio y colectivo que nos deparará esta hecatombe.


10 de Marzo de 2020 en Baqueira Beret. La última esquiada de la temporada y no lo sabíamos.(Foto: E. Ribas, Esquiador: Perico Lucia Albors).

Con este panorama muy gris, por no decir negro apelando a la esperanza, hablar de esquí podría parecer una frivolidad, pero para los que esquiar es una profesión, un negocio o una pasión o varias de estas cosas juntas, es algo necesario y por ello podemos hablar sobre las consecuencias presentes y especular sobre el futuro de nuestro deporte o pasión tras la pandemia.


Para los esquiadores la llegada del Covid19 ha supuesto una temporada que ha terminado antes de tiempo, una temporada "interrupta" como consecuencia del cierre prematuro de las estaciones que estaban abiertas y luego el confinamiento obligado por el estado de emergencia decretado. Todos a casa y a ver la nieve por Internet o a través de la ventana (en el momento de escribir estas líneas cae una copiosa nevada, aquí en un pueblo del Guadarrama segoviano). Este cierre anticipado de estaciones o claustro obligado para los que no necesitan de ellas para esquiar, supone un triste final para una temporada que, en general, ha sido mala o muy mala por la falta de nieve y las temperaturas anómalamente elevadas. Para más inri es ahora, al final de marzo, cuando algunas montañas como las del Sistema Central tienen más nieve y cuando está nevando de forma generosa en toda nuestra geografía. Sin poder esquiar esta nieve, nos consolaremos pensando en que supone una excelente reserva de agua de cara al próximo estío.


10 de Marzo de 2020 en Baqueira Beret. La última esquiada de la temporada y no lo sabíamos. (Foto: E. Ribas, Esquiador: Perico Lucia Albors).

Este parón, que para muchos es un motivo de sufrimiento por no poder practicar su deporte o pasión, para los deportistas profesionales supone dejar de entrenar y el entrenamiento es la base para poder afrontar la competición. Sin entrenamiento no hay siembra para poder recoger los frutos del esfuerzo previo a la competición y, evidentemente, los daños colaterales derivados que dependerán de la duración de la parada como son la cancelación o el retraso en contratos publicitarios, esponsorizaciones y el cese de competiciones nacionales e internacionales al menos en lo que queda de temporada. Una temporada que ha sido muy complicada para poder cumplir con el calendario nacional de competiciones por la falta de nieve y que recibe la puntilla con esta epidemia.


En cuanto a las estaciones de esquí españolas, andorranas, francesas del Pirineo y una portuguesa, hay que decir que a la espera de las cifras que ofrezcan ellas mismas o a través de Atudem (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña de España), la temporada 19/20 en general, no ha sido buena. En el caso de las estaciones del Sistema Central e Ibérico decir que la temporada ha sido mala por no decir nefasta ya que ha habido nieve para abrir solo un par de días y algunas ni eso, para ellas el cierre prematuro ha sido más de lo mismo, pero con el inconveniente de no poder recibir ni siquiera los ingresos por uso turístico. Las estaciones de la Cordillera Cantábrica han podido abrir, pero la temporada ha sido mediocre porque aunque ha nevado algo más, las altas temperaturas y la lluvia obligaron a cerrar muchos días y a final de febrero no se podía esquiar en ninguna, la nieve que ha llegado en marzo ha coincidido ya con el estado de emergencia y la posibilidad de un último empujón en Semana Santa se ha esfumado. Solo algunas estaciones del Pirineo y Sierra Nevada han tenido una temporada regular, pues aunque la nieve no ha abundado y su calidad ha sido muy regular, los días de sol han sido muchos y eso hace que la gente suba a esquiar y que la caja suene con la venta de forfaits. Aún así, no creo que ninguna de ellas haya hecho una buena temporada a pesar de un factor muy positivo que fue la apertura precoz de muchas a finales de noviembre y el lleno registrado en el puente de la Inmaculada y Navidades, lo que ha podido compensar en parte el cierre anticipado.


10 de Marzo de 2020 en Baqueira Beret. La última esquiada de la temporada y no lo sabíamos. (Foto: E. Ribas, Esquiador: Perico Lucia Albors).

Sobre el futuro poco se puede decir, nunca más que ahora hay que pensar que el futuro es muy incierto, por lo que especular es más un ejercicio adivinatorio que un análisis en base a datos, la clave va a estar en cuánto dure el estado de emergencia, cómo quedará nuestra economía y la de todo el Planeta y qué encontraremos al final del túnel o cuando se empiece a ver la luz estando aún dentro de él. La aparición de la vacuna o poder controlar la pandemia será sin duda la llave del regreso a la normalidad, pero de momento eso parece lejos y aunque se levante el estado de emergencia... ¿Quién se atreverá a viajar dentro y fuera de nuestras fronteras en los próximos meses?... ¿Quién irá en busca de las nieves andinas este verano cuando en el hemisferio sur esté en plena crisis sanitaria según suponen las previsiones?... ¿Cuándo se podrá volar o conducir libremente y sin miedo?, ¿Quién irá voluntariamente a espectáculos, actos o instalaciones con aglomeración de gente como son las estaciones de esquí?... ¿Qué montañero irá este verano o esta primavera a pernoctar en un refugio de montaña con otras 50 o 100 personas en literas corridas y compartiendo lavabos?


Preguntas sin respuestas que sólo el tiempo contestará y situaciones que permanecerán aún después de que la emergencia sanitaria haya desaparecido. Porque con la pandemia ha llegado la crisis económica y en función de su extensión geográfica, duración en el tiempo e intensidad en el daño a la economía, dependerá que podamos regresar desde el estado de guerra al estado del bienestar en el que vivíamos. La industria de la nieve necesita del estado del bienestar o al menos de una situación que permita viajar, reunirse, consumir e invertir. De momento hay que consolarse pensando en que una vez pasado lo peor, al menos aquellos que sólo necesitamos nieve y esquís y no remontes, podamos ir a las montañas, quizá ya no está temporada, pero sí la que viene y para eso falta mucho. Aunque la naturaleza humana puede sorprender a veces positivamente y, ojalá, la recuperación económica sea rápida y aprendamos de los errores y lloremos sin olvidar a los caídos y enfermos crónicos que deja y dejará esta "guerra" que acaba de empezar. ¡Fuerza y salud!


Enrique Ribas Lasso es editor de revistanix.com

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